Se trata de un profesor que plantea un ejercicio práctico a sus alumnos de 14 años: les presenta un gran frasco de cristal, y lo va llenando de pelotas de golf. Cuando está hasta arriba, y todo el mundo opina que el bote está, efectivamente, lleno, y que no cabe nada más, saca una caja de perdigones, los vierte en el frasco... ¡Y caramba...! todos ven que también caben en el frasco que decían que estaba lleno...
Pero, a continuación, saca una bolsa con arena, que la vacía dentro del frasco... y también sigue entrando toda, llenando los intersticios que dejan las pelotas y los perdigones.
Finalmente, toma dos humeantes tazas de café y las vierte en el frasco, empapando la arena.
¿Veis...? -les dijo- También caben.
Acto seguido saca otro frasco, otras pelotas de golf, otros perdigones... y les dice a sus alumnos: ahora, intentad meterlo al revés: primero la arena, luego los perdigones y finalmente las pelotas de golf.
Acto seguido saca otro frasco, otras pelotas de golf, otros perdigones... y les dice a sus alumnos: ahora, intentad meterlo al revés: primero la arena, luego los perdigones y finalmente las pelotas de golf.
Y los chavales observan que...¡Ahora no caben todas las pelotas...!
Sin embargo, el profe les demuestra que, aún así... siguen cabiendo las dos tazas de café.
Y ahora viene la lección:
Mirad, chicos: el frasco es vuestra propia vida. Y las pelotas representan las cosas fundamentales: la familia, los hijos, la salud, la educación,la buena convivencia, los deberes y obligaciones, la cultura... Ellas pueden llenar, por si solas, nuestra vida.
Los perdigones son otras cosas importantes con las que también rellenamos la vida: el trabajo, los compañeros, el practicar
deportes, tener aficiones, perfeccionar los estudios, leer libros, escribir...
Y la arena son todo el resto de las cosas. Algunas muy apetecibles, claro. Usadlas también para llenar vuestras vidas. Pero solo tenéis que tener presente una cuestión muy importante: el orden en que las usáis... no sea que, por no tener claras las prioridades... os queden cosas importantes, o fundamentales, fuera del frasco... e incluso lo llenéis solo de arena.
Los niños quedaron pensando... y uno dijo:
Oiga, profe... ¿y el café...?
Pues mirad, mis queridos niños: el café es para demostraros que, aunque creáis que ya no os caben más cosas, e incluso tenéis que dejar algo fuera del frasco... en realidad siempre cabe algo más. Y es que siempre hay que sacar tiempo y lugar para tomar una taza de café y hablar con alguien que te quiera...
Bueno, pues como tengo un nieto de 13 años, ya estoy maquinando cómo puedo contarle esta bonita historia. Claro que los materiales a usar me parecen un poco 'anglosajones' pero siempre puede hacerlo 'a lo carpetovetónico', con
nueces, lentejas, azúcar... y aunque sea con un vaso de agua.
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