miércoles, 6 de abril de 2016

Malage...

Osea, ‘mal angel’, que parece ser que es lo que significa este conocido ‘palabro’ andaluz. En cristiano… ‘lagarto, lagarto’…
Y esto viene a cuento porque lo que se me ha ocurrido hacer me produce cierto malestar interno, por cierto una sensación similar a la que percibí cuando me convencieron de hacerme mi primer seguro de vida o cuando, otra vez, acepté ir al notario a hacer mi testamento… que dicen que es muy conveniente tener hecho, al menos, uno.

Vamos, que te queda mal cuerpo.

Porque lo que se me ha ocurrido hacer es comprarme un ‘terrenito a perpetuidad’ en el cementerio de mi pueblo, y edificar, en mármol, mi futura residencia. A ver, ahí tienen su enterramiento mis padres, en otro están mis abuelos, en otro mi familia política… pero yo he pensado que, para evitar overbooking, y por aquello de que ‘cada mochuelo a su olivo’, y no estar en una fosa familiar (eso si), pero común, lo mejor es tener mi propio chalet para mi y para mis descendientes directos.

Y como dispongo de unas ‘perrucas’, y no es excesivamente caro… tengo esa idea fija en mi cerebro. Lo que se traduce en abordarme pensamientos de si es que veo próxima mi hora, etc, etc.

Para despejarlos, me ha venido a la mente la famosa canción de la peli ‘La vida de Brian’, de los Monty Python…
Always look on the bright_side of life...! 
(tiru… tirú tirú tirú…) 
O sea, ‘Mira siempre el lado brillante de la vida’, lo cual es una positiva manera de ver las cosas… aunque sea cuando te estén crucificando. Porque, hombre, después de todo no deja de ser bonito ‘encabezar’ una sepultura, y entrañable pensar que, en el futuro, tus descendientes te visitarán expresamente, y en su día se enterrarán contigo…

Ostras, de nuevo me entra el ‘malage’… prometo escribir cosas menos macabras...

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