Estaba releyendo mis primeras entradas de este Blog y constatando la poca eficacia de aquel propósito de ser breve, etc., etc. porque, la verdad, descubro que tengo una clara tendencia a enrollarme.
Así que, aunque sea por un día, voy a serlo:
¡Oh, muy sabio iman Abdul Abdelhayá, tus palabras llegan a convencernos, profundo es tu conocimiento de la amada religión que nos predicas, grande tu fe en Allah, y en la promesa que ofrece a quienes, en la guerra contra el infiel, mueran en su nombre…!
¡Oh, muy sabio iman Abdul Abdelhayá, tus palabras llegan a convencernos, profundo es tu conocimiento de la amada religión que nos predicas, grande tu fe en Allah, y en la promesa que ofrece a quienes, en la guerra contra el infiel, mueran en su nombre…!
¡Bellísimas huríes y placentera vida eterna ofrece nuestro Paraiso al musulmán que sacrifica su vida honrando la Yihad… dotándole de una felicidad sin parangón con la que pueda conocer en la vida terrenal, e infinitamente superior a la descrita por Scheherezade, en nuestros ancestrales cuentos...!
Pero, preclaro Iman…
Pero, preclaro Iman…
¿POR QUÉ, ENTONCES, SO CABRONAZO, NO TE INMOLAS TU…?
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