miércoles, 28 de mayo de 2014

Renaissance

Yo ya estoy retirado. O sea, soy 'clase pasiva'. Y, efectivamente, la pasividad, 'il dolce far niente', me ha embriagado. Es un placer, por ejemplo, cuando voy a pedir hora al ambulatorio, y te proponen: '¿le parece bien mañana a las 9:15...?' contestar con una amplia sonrisa... 'no, mire, yo es que no recibo antes de las 12...'

Cierto que, por contra, cada vez duermo menos, y lo normal es estar viendo la tele, o en mi ordenador, hasta más allá de las 2 de la madrugada... y a partir de ahí acostarme con el 'pinganillo' al oido, que a esa hora hay interesantes programas radiofónicos, la Noche (Cope) del inteligente Lartaun de Azumendi (a quien 'conocí ciruelo' en los geniales capítulos sobre La Reconquista, que emitía, hace tiempo, José Javier Esparza), Espacio en Blanco, de RNE, el mítico La Rosa de los Vientos, de Onda Cero...

Y es que, hasta en mi vida profesional, yo siempre he sido mucho más buho que alondra y prefería, incluso, desplazarme a otra ciudad, en coche, aunque llegase de madrugada... que darme un madrugón y salir a las 6:00 para estar currando a las 9.

Debo decir, no obstante, que el pasar a ser 'jubileta' me costó una profunda 'depresión existencial', de la que solo salí cuando, disfrutando de una magnífica playa asturiana, ya avanzado el tradicional estupendo septiembre de esas tierras, sin gente, sin niños... como nunca lo había hecho... me salió del alma decirme: 'pero bueno ésto si es vida: ¿Tu eres gilipollas, o qué...?

Y se me quitó la depre. Claro que a los pocos meses me vino lo de los síncopes, y el tener que ponerme un marcapasos (y es que conozco casos de gente que casca incluso a las pocas semanas de jubilarse, tengo claro que se genera un cambio profundo en tu vida)... pero esto es otra historia... de la que me encuentro, por cierto, 'ferpectamente'.

El caso es que, evidentemente, 'el jubileo' te hace, inconscientemente, aflojar tus células grises, te vuelves más tranquilo, menos activo... y eso, en algún momento, recordando tiempos gloriosos de hiperactividad profesional, hasta me ha preocupado.

Pero este mes (de ahí el título de esta entrada del blog), parece que me he puesto las pilas y, aparte de las cuestiones inherentes al fallecimiento de mi madre, estoy resolviendo con asombrosa prontitud multitud de actividades y encargos variopintos que me han sobrevenido. Y me he reencontrado a mi mismo.

Tanto, que hasta he consultado mis biorritmos, para ver si decían algo especial, y era por eso. Pero no, más bien los tengo, por estas fechas, en ciclos bajos.

Y tanto que hasta me ha surgido la mejor definición del famoso 'mantra' que tantas veces repetíamos en 'consulting', lo de la 'eficacia y eficiencia'... pero que nunca teníamos clara su exacta matización. Y es que ahora parece que he renacido, me estoy encontrando 'eficaz y eficiente', es decir que estoy haciendo las cosas que exactamente hay que hacer... y además las hago en el tiempo, o con el gasto, óptimos.

Así que, como los viejos gurús, estoy encantado de volver a entonar mis propios mantras. O los suyos...
om mani padme hum... om namah shivaya...




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