miércoles, 12 de abril de 2017

Tóxicos y nutricios

El otro día leí (perdón, 'oí', Guttemberg inventó la imprenta en 1492, y ya es hora de ser más partidario de acopiar formación e información por métodos audio-visuales, que no a través del papel… y yo lo soy. Item mas, ya tengo edad para tener vista cansada, y las neuronas suficientemente anquilosadas como para aterrarme tener que leer largas parrafadas… y cuanto más, por ejemplo, para meterme entre pecho y espalda novelas de 600 páginas)

Bueno, pues decía, que ya me he enrollado, que me topé con lo de ‘tóxicos y nutricios’… referido a las personas, y me gustó el concepto. Y así es como lo veo yo:

Una persona tóxica ‘envenena’ a los que tiene a su alrededor. Vamos, que les crea ‘mala milk’, porque tiene estas características:
  • tienen un gran ego, a menudo solo piensan en el ‘yo, yo, yo’.
  • son ‘siempre negatifas, nunca positifas’. Lo suyo es quejarse por todo. A menudo, incluso por una cosa... y su contraria. O ir con el ‘NO’ por delante.
  • son ‘victimistas’, pretenden ser centro constante de atención, o de ‘que se les hagan las cosas’.
  • no son nada empáticos, no detectan otros puntos de vista. Ni asertivos, buscando un buen entendimiento.
  • no son felices, no perciben ni aprovechan las ‘pequeñas alegrías’, los vasos ‘medio llenos’.
  • les importa poco el vivir en paz y armonía con el entorno: son bastante ajenos a otros sentimientos.
Y yo diría que estas características se desencadenan y/o potencian bajo dos condiciones del espíritu: una, la de la envidia, en las que la auto-defensa a sus carencias se reconduce a ‘atacar’ al prójimo… y otra, la de la soberbia, y no solo despreciar los sentimientos y el espacio personal de los demás, sino el parecerle justificado obrar así, al sentirse superior a ellos.

Las personas nutricias, por el contrario...
  • son partidarias de aportar, sumar, más que de quitar, o restar.
  • ven siempre el lado positivo, y animan a verlo así, apreciando lo que se recibe, aunque tenga un valor relativo, porque en general son poco demandantes, y más 'donantes' que 'tomantes'. 
  • Les gusta desarrollar sus propias potencialidades y capacidades, e intentar sacarles partido en cualquier momento. 
  • Manejan con cierta efectividad sus propias frustraciones, relativizándolas. 
  • No está insatisfecho ni de lo que piensa ni de lo que quiere, y se nutre de los demás, y los nutre, en el mismo proceso empático.
Yo me considero básicamente nutricio. Claro está que no creo que nadie piense, de sí mismo, que es un ‘tóxico’. Ni creo, por supuesto, que haya ejemplares humanos 100% tóxicos o 100% nutricios, supongo que nos moveremos entre el ‘fifty-fifty’ y el 20-80.

Pero, sobre todo, ya que veo que he entrado, inconscientemente, en cifras muy típicas del ‘management’, supongo que habrá que hablar de que una cosa es lo que pensamos que somos y otra… lo que piensan los demás de nosotros. O, en otros términos, que se trata de conciliar ‘percepción’ (cómo nos ven) y ‘expectativa’ (cómo esperan vernos, o como esperamos que nos vean).

Al final, estamos en aquello que explicaba yo en mi época de consultor: que todo es cuestión de ofrecer una buena ‘calidad de servicio’

Pero de lo que si estoy seguro es de que, teorías aparte, todo el mundo echa de menos el no ser, en algún momento, algo más tóxico, o algo más nutricio, de lo que, habitualmente, es. Porque, en el fondo, somos partidarios de 'el bien y el mal'. De ser algo cabroncetes (o 'algo menos cabroncetes'), vamos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario